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Cuidarte para cuidar
La observación de las sensaciones corporales nos permite reconocer lo que sentimos. Tensión, dolor, amplitud, cosquilleos, calor, frío, incomodidad, placer.
Darte tiempo para reconocer las sensaciones físicas abre la puerta para notar también el estado mental y emocional en un determinado momento.
La capacidad de observar se entrena, la habilidad para notar diferencias de aprende.
Recuperando espacio vital
Nuestro cuerpo es un volumen que ocupa un espacio en el espacio.
Cuando estamos en estado de ansiedad experimentamos una reducción del espacio vital. De hecho, las palabras ansiedad y angustia tienen el mismo origen etimológico que la palabra angosto.
Esa reducción del espacio vital se traduce en varios síntomas, a saber: una respiración menos profunda, tensión en el vientre, en la espalda o en los hombros, en el cuello y en los ojos, o como una punzada en el pecho.
Esferokinesis, equilibrio y propiocepción
Hablar del cuerpo y su maravillosa capacidad de movimiento, es hablar también de equilibrio y propiocepción. En la cotidiana danza del caminar, el cuerpo sabe como balancearse de un pie al otro sin que tengamos que pensarlo. Es algo que aprendemos en los primeros años de nuestra vida, después de rodar, reptar, gatear y trepar para alcanzar aquello que llamaba nuestra atención.
Para situarnos en los asuntos del equilibrio, hay que referirse al aparato vestibular, un delicado mecanismo dentro del oído interno que registra los cambios de posición de la cabeza y los cambios de aceleración en el movimiento. Información clave para activar respuestas motoras destinadas a mantener y/o recuperar el equilibrio.
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Cuidarte para cuidar
La observación de las sensaciones corporales nos permite reconocer lo que sentimos. Tensión, dolor, amplitud, cosquilleos, calor, frío, incomodidad, placer.
Darte tiempo para reconocer las sensaciones físicas abre la puerta para notar también el estado mental y emocional en un determinado momento.
La capacidad de observar se entrena, la habilidad para notar diferencias se aprende.
Observar antes de enjuiciar abre un espacio en tu percepción que permite sentirte y sentir el espacio que te rodea antes de responder.
Cuando haces una pausa se crea un espacio, como el que hay entre las neuronas y donde se produce la conexión, la sinapsis.
El espacio disponible hace posible el movimiento, amplía la visión y posibilita hacer una elección que bota de tu sentir.
Al hacerte sensible a las diferencias de estados físicos, mentales y emocionales, puedes ir un paso más allá y con toda esa esa información crear mapas de tu propia manera de relacionarte contigo y con los demás.
Estos mapas corporales te ayudan a navegar tu sentir y van cultivando una sabiduría interna que sirve para cuidar tu bienestar físico, mental y emocional, en palabras más científicas, regular tu sistema nervioso.
Cuando entras en un estado de regulación es más probable que puedas contribuir a regular el estado de otras personas, a esto se llama corregulación.
Por tanto, se trata de aprender a cuidarte para cuidar a los demás.
Nuestro sistema nervioso es maleable, aunque los viejos aprendizajes puedan haber cristalizado en aparentes piedras. La suavidad, la contención y el movimiento amable ayudan poco a poco a disolver lo rígido y a despertar aquellos aspectos de tu cuerpo que están dormidos.
Volver a confiar. Seguir confiando. Confiar todavía más. Los límites se ensanchan y se vuelven permeables. Así es más fácil decir sí cuando toca, decir no cuando corresponde.
¿Qué es para ti la amabilidad?
Te invito a dedicar hoy 5 minutos de tu tiempo y tocar con esa calidad amable alguna parte de tu cuerpo que te llame la atenión, yo te sugiero la cara o las manos.
Si deseas aprender más sobre cómo cuidar tu cuerpo, cultivar tu sensibilidad y crear los mapas de tu sentir puedo ayudarte, ya sea en sesiones individuales o a través de la práctica grupal de UMA: Un Movimiento Amable.
Te deseo una buena semana.
Maruma.
Recuperando espacio vital
Nuestro cuerpo es un volumen ue ocupa un espacio en el espacio.
Toda esta compresión vital hace que no podamos orientarnos creativamente a la solución de problemas y de situaciones estresantes, que muchas veces percibimos como un callejón sin salida.
Para ver salidas, necesitamos pasar de un espacio angosto a un espacio ancho, es decir, recuperar un poco de expansión, de aire. Respirar profundamente.
A través de un trabajo corporal consciente y sensible podemos aprender a pasar de un estado de ansiedad a un estado más calmado y así recuperar la sensación de espacio interno.
Desde el espacio de conexión con nuestro propio ser, se amplía la visión y es posible reconocer los recursos que tenemos disponibles para actuar de una manera más asertiva. Es como recuperar la capacidad de bailar creativamente las situaciones desafiantes que se nos presentan a diario.
Lo primero que es necesario hacer para conectar con nuestros recursos creadores es tener la posiblidad de observar. Y para observar se requiere atender.
La elección consciente de hacia dónde orientamos nuestra atención es una práctica que podemos hacer por cortos periodos de 2 o 3 minutos varias veces al día, sin necesariamente dejar de hacer lo que estamos haciendo.
Practiquemos un poco: te invito a notar la parte posterior de tu cabeza mientras lees esto. ¿Algo cambia en tu expereinca lectora? ¿Cómo describirias la sensación?
Así, durante el día puedes elegir llevar tu atención a un aspecto de tu cuerpo o del espacio que lo envuelve.
Practicar en los pequeños gestos cotidianos una atención consciente puede ser el camino a reconocernos, sentirnos y así elegir lo que se siente mejor en cada momento, de este modo podemos ensanchar nuestro espacio vital.
¡Gracias por leer!
Maruma Rodríguez
Esferokinesis, equilibrio y propiocepción
Por otro lado, tenemos receptores en articulaciones y tendones que transmiten señales que el cerebelo interpreta como la posición de los diferentes segmentos corporales en el espacio, es decir, nos da una percepción del propio cuerpo: propiocepción. Así, nuestro sistema nervioso se entera de las diferentes posiciones que adoptamos para movernos o reposar.
Tanto el equilibrio como la propiocepción, forman parte del sentido cinestésico, el sentido del movimiento. Cuando nos movemos sobre una pelota, cambiamos la relación del cuerpo con la fuerza de gravedad y el espacio circundante. Así, el hecho de movernos sobre un elemento inestable como es el balón, estimula el sistema vestibular, aumenta el registro propioceptivo y refina el sentido del movimiento.
Nuestro desarrollo motor está íntimamente ligado a la curiosidad, al placer de descubrir, de movernos, de jugar. La Esferokinesis, desarrollada por la maestra argentina Silvia Mamana, es una práctica corporal amable que nos permite entrenarnos con disfrute y reencontrarnos con la inteligencia del movimiento. Se trata de un novedoso método de educación somática que se basa en el desarrollo evolutivo senso-motor y se especializa en el uso de fisiobalones de diferentes tamaños y niveles de inflado para enriquecer la experiencia corporal.
Patrones de movimiento y dinámicas posturales poco eficientes, tensiones musculares excesivas, dolores producidos por el estrés son asuntos, entre muchos otros, que se pueden entender y atender con la práctica de Esferokinesis.
Sobre el balón el cuerpo es sostenido por una superficie blanda, mullida y dúctil, que nos permite reencontrarnos con zonas olvidadas, así como redescubrir relaciones de organización de las articulaciones y la musculatura, mientras nos movemos de una posición a otra, usando la capacidad de diferenciar acciones como ceder y empujar hacia el suelo o proyectarnos hacia el espacio.
La pelota amplifica nuestro sentido de movimiento, nos devuelve una lconciencia corporal en íntima relación con lo lúdico, podemos transitar el espacio no solo hacia delante, sino también hacia atrás, hacia arriba y abajo, hacia los lados. El sentido del equilibrio aparece entonces, no como una restricción del foco sino como una sensación de disponibilidad y escucha atenta a los sutiles cambios de peso, de ritmo, de tono, que experimenta el cuerpo sobre la pelota.
Bien sea a través de ejercicios y posturas específicas o de dinámicas de movimiento, la Esferokinesis nos pone en situación de diálogo entre la pelota y el cuerpo. Una dupla que conversa con el espacio y la gravedad, una experiencia física que cultiva la consciencia sobre nosotros mismos y que respalda, positivamente, el desempeño de actividades de la vida diaria.
Me encanta! Gracias y que tengo que hacer para unirme a esto!!!